miércoles, 4 de abril de 2012

el alma

Me duele el alma, y se agarró fuertemente el estomago.
Había aprendido que los japoneses situaban el alma en el estomago,
ese alma que cuando era feliz, saltaba como si albergara mariposas.
Y que por el contrario cuando estaba triste, se absorbía y se concentraba
dando lugar a un nudo que le impedía respirar, 
comer e incluso casi pensar con claridad, paralizaba su sangre helándole
las extremidades, y haciendo que el frío se instalase en su interior,
daban igual las mantas y los jerseys, porque cuando el frió viene de dentro,
 nada es capaz de eliminarlo.
Intentaba salid a la superficie, en forma de un mal sabor en la lengua
justo en el cóncavo, al lado de la campanilla, nunca se movía de allí y 
siempre era ese mismo sabor, el sabor del miedo,
 porque cuando te duele el alma no es mas que eso...miedo.
 Aún tenía esa imagen en la cabeza, cuando era niña y una berrinche 
o un enfado tonto hacían que el genio saliera a la superficie, su madre 
la cogía y se la llevaba al baño, donde la obligaba a escupir el genio, 
que no era mas que esa rabia que le oprimía el estomago, 
eso inconscientemente la liberaba de todo mal.
Ya de mayor lo había probado, pero no era posible, según crecemos, 
nuestro miedo se agarra con mas fuerza a las paredes del estomago
no escapa de manera tan sencilla, no resulta tan fácil echarlo fuera.
A su alma no le gustaban los barcos, ni las alturas, ni mucho menos
las atracciones de feria, así lo manifestaba.
Todo alma tenía un límite, podía intentar obviarla, pero al final 
siempre estaba allí, siempre le recordaba lo que le hacía daño 
y lo que le hacía feliz, podía luchar contra viento y marea, pero
no contra su propia alma.
Era inconsolable, no había manera humana de hacerla entrar en razón
cuando el alma se le encogía.
De nada ni de nadie era la culpa y nada ni nadie podía arreglarlo.
Así como por el contrario, cuando era feliz, su alma flotaba cual
burbuja, brotaba a modo de risa y se escapaba por el brillo de sus ojos.
Siempre había sido una mujer de extremos, de contrastes, ciclotímica,
puro géminis de los pies a la cabeza.
Me duele el alma, y se agarro fuertemente el estomago.

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